TRAMPA DE AMOR
TRAMPAS DE AMOR
Ni bien ingresé al colegio nuevo conocí Cecilia que me atrajo como un imán, no sé si eran sus trenzas mal hilvanadas o el flequillo cortado por ella misma. Cada día aumentaba mi amor por ella.
Un día ella se aproximó lentamente y me entregó un papelito. Enseguida lo doblé y escondí en el bolsillo , me emborrachaba el perfume que despedía en la caminata a casa.
Cuando llegué a casa me acurruqué como bicho bolita en el baño y lo fui abriendo lentamente. Pude leer-¿Querés ser mi novio?
Esto era un milagro, sentí un galope en mi pecho y sendereaba la imaginación por todos los lugares donde podría llevarla.
¿Dónde podré esconderlo?
¡Ya sé!- lo pondré entre el elástico y el colchón - Nadie logrará encontrarlo jamás.
Al otro día le diría a Cecilia que sí pero esa noche no pude dormir ni media hora, cuando colocaba mi secreto bajo de mis piernas ellas se elevaban como si volaran, después lo puse debajo de mi cuerpo y fui yo el que comenzó a tomar altura.
Ese papelito requería una respuesta urgente porque “estaba vivo” sin ninguna duda.
Me levanté a las cuatro de la mañana y logré escribir en un trozo de cartulina:
¡QUIERO SER TU NOVIO! y también lo perfumé con mi loción favorita. Recién después de haber hecho esto logré dormir un rato.
Al llegar al colegio busqué a Cecilia y le entregué la fragante respuesta. Observé con asombro que ella se la llevó a Ema, quien se sentaba atrás mío.
Debí haberme dado cuenta que Cecilia nunca escribiría mensajes con tinta roja, no tiene birome de ese color en su cartuchera.
Ema resultó ser muy buena compañera y como novia fue genial.
Adriana
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